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La conspiración de los ricos. Robert Kiyosaki

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La conspiración de los ricos. 

Las 8 nuevas reglas del dinero Por Robert Kiyosaki. 

Introducción: 

La raíz de todo mal. 

¿Cuál es la raíz de todo mal? 

¿El amor por el dinero o la ignorancia sobre el dinero? 
¿Qué aprendiste en la escuela sobre el dinero? 

¿Alguna vez te has preguntado por qué nuestros sistemas escolares prácticamente no enseñan nada sobre el dinero? 
¿Acaso la omisión de educación financiera en nuestras escuelas es solamente un error de nuestros líderes? 
¿O es parte de una conspiración mucho más grande? 

No importa si somos ricos o pobres, si tenemos educación o no, si somos niños o adultos, trabajadores jubilados o en activo: todos usamos el dinero. Nos guste o no, el dinero tiene un enorme impacto en nuestras vidas, y dejar fuera del sistema educativo la educación financiera, es una crueldad y una inconsciencia. Nota de Robert: cuéntame sobre el nivel de educación financiera que se impartía en la escuela en donde estudiaste y, por favor, señala en qué lugar del país o del mundo estaba. ¿En verdad alguien cree que existen escuelas donde se imparte satisfactoriamente esta importante materia? 

El cambio en las reglas del tunero. 

En 1971, el presidente Richard Nixon cambió las reglas del dinero. Sin la aprobación del Congreso rompió la relación entre el dólar estadounidense y el oro. Esta decisión la tomó de manera unilateral durante una discreta reunión de dos días que tuvo lugar en la Isla Minot, en Maine, y lo hizo sin consultar con el Departamento de Estado o el sistema monetario internacional. El presidente Nixon cambió las reglas porque los países que recibían pagos en dólares estadounidenses comenzaron a sospechar: el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos imprimía dinero incesantemente para cubrir las deudas. Estos países comenzaron a cambiar dólares por oro, por lo que se agotaron las reservas de este metal en Estados Unidos. Las arcas empezaron a vaciarse porque el gobierno importaba más de lo que exportaba y por el oneroso gasto que representaba la guerra de Vietnam; nuestra economía crecía, al mismo tiempo que importábamos más y más petróleo.

En términos coloquiales, Estados Unidos estaba en quiebra porque gastaba mucho más de lo que ganaba. El país no podía seguir respaldando sus billetes con oro, así que al liberar al dólar de este metal, y al prohibir el intercambio directo de dólares por oro, Nixon encontró la manera de salir de la deuda imprimiendo billetes. En 1971 cambiaron las reglas del dinero y comenzó el boom económico más grande de la historia. El boom duró mientras el mundo siguió aceptando dinero de juguete, dinero cuyo único respaldo era la promesa de que los contribuyentes de Estados Unidos pagarían las deudas de su país. Debido a las modificaciones que Nixon hizo en las reglas del dinero, la inflación se disparó y comenzó la fiesta. 

Década tras década, conforme se imprimía más dinero, el valor del dólar decrecía y los precios de los artículos y bienes se elevaban. Incluso, algunos estadounidenses se transformaron en millonarios mientras los precios de las casas continuaban elevándose. Estos ciudadanos recibieron tarjetas de crédito por correo: el dinero volaba libremente. Para pagar sus tarjetas, la gente usó sus casas como ATM (condiciones de garantía at-the-money) porque después de todo, los inmuebles siempre suben de precio, ¿no es verdad? Cegados por la codicia y el crédito fácil, muchos soslayaron o ignoraron las funestas señales de advertencia que el mismo sistema emitía. En 2007 se coló un nuevo término a nuestro vocabulario: prestatario subprime. El prestatario subprime es una persona que pide dinero prestado para comprar una casa que no puede pagar. 

Al principio se creyó que el problema de los prestatarios subprime se limitaba exclusivamente a individuos pobres y sin educación financiera que soñaban con tener casa propia; o en todo caso, que solamente involucraba a especuladores que trataban de hacer dinero fácil; a estos especuladores también se les Дата flippers. Ni siquiera el candidato presidencial republicano, John McCain, dio importancia a la crisis a finales de 2008; trató de tranquilizar a todo mundo diciendo: "Los cimientos de nuestra economía son sólidos". Más o menos al mismo tiempo, se coló otro término en nuestras conversaciones diarias: rescate. 

Se refería al salvamento que se tuvo que hacer de los bancos, los cuales tenían el mismo problema que los prestatarios subprime: una deuda enorme y una cantidad insuficiente de efectivo para cubrirla. La crisis se extendió y millones de personas perdieron sus empleos, hogares, ahorros, fondos para estudios y planes para su jubilación; los que aún no han perdido algo, se sienten temerosos de que todavía les suceda. Incluso los estados recibieron el golpe: el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, sugirió que para pagar el salario de los legisladores de su estado podrían emitirse pagarés en lugar de cheques de nómina. California, una de las economías más fuertes del mundo, estaba a punto de quebrar.

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