Buscar

[PDF] Crisis, que crisis - Daniel Martín - Descargar libros Gratis

¿Crisis? ¿Qué crisis? El poder del optimismo


Ni siquiera la gente que quiere ir al cielo quiere morir para llegar allí. Y sin embargo la muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y así tiene que ser, porque la muerte es posiblemente el mejor invento de la vida. Es el agente de cambio de la vida. Retira lo viejo para hacer sitio a lo nuevo.

Ahora mismo lo nuevo sois vosotros, pero dentro de no demasiado tiempo, de forma gradual, os iréis convirtiendo en lo viejo, y seréis apartados. Siento ser tan dramático, pero es bastante cierto. Vuestro tiempo es limitado, así que no lo gastéis viviendo la vida de otro. No os dejéis atrapar por el dogma que es vivir según los resultados del pensamiento de otros. No dejéis que el ruido de las opiniones de los demás ahogue vuestra propia voz interior. Y lo más importante, tened el coraje de seguir a vuestro corazón y vuestra intuición. De algún modo ellos ya saben lo que tú realmente quieres ser. 


Steve Jobs. Cofundador de Apple.

ATRACCIÓN FATAL

Constantemente nos llega información que pone de relieve e insiste en asegurarnos que estamos en crisis. Amigos, vecinos, personas cercanas, datos estadísticos… todo indica que estamos inmersos en una profunda crisis.

Pero ¿nos hemos preguntado si para nosotros realmente existe tal crisis y en qué consiste? Claro, es posible que andemos faltos de dinero, con múltiples agobios, con un trabajo precario o incluso sin él. Ésta no es una buena situación y debemos tratar de mejorarla. La cuestión es cómo lograr dirigir nuestra vida eficazmente incluso en momentos en donde todo a nuestro alrededor parece desmoronarse.

En un país, cuando hay bonanza económica nadie habla de crisis, pero es obvio que hay personas que la padecen aún en las mejores circunstancias sociales y laborales. Cuando se habla abierta y generalizadamente de crisis es porque ésta es evidente en la sociedad, aunque también es evidente que hay personas que no la sufren, aunque estas circunstancias sean a su alrededor manifiestamente adversas. Unos se sitúan en el lado de los que están en crisis aunque a la mayoría les vaya bien, otros no padecen la crisis por mal que vayan las cosas a la mayoría. Es como si dijeran: ¡No puede haber una crisis mañana.


Mi agenda está completa! La bolsa zozobra, los precios aumentan sin cesar, las hipotecas suben, no tenemos un trabajo estable… Si todo esto puede ser cierto, pero ¿podemos considerar que esto supone una crisis en nuestra vida? Y si la respuesta es que sí, podemos preguntarnos cómo hemos llegado a esta situación y cómo podemos salir de ella. Pero quizá antes de hacernos este planteamiento, podemos hacernos otra pregunta: ¿Se puede ser feliz a pesar de todas estas circunstancias y de otras muchas aparentemente negativas? Yo creo, categóricamente, que sí.


Hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas. Mark Twain. Escritor.
La crisis muchas veces adquiere tintes internacionales. Las noticias de crisis se comunican y se retroalimentan entre sí generando un estado de continua y profunda inquietud que se instala en el inconsciente colectivo. Al igual que en los supuestos tiempos de bonanza se genera la desenfrenada tendencia a consumir inconscientemente bajo el influjo mediático, cuando llega la crisis se produce el desánimo.


Actualmente, en nuestra sociedad prima el consumismo por encima de valores como la libertad, la verdad o la justicia, que pasan incluso a ser motivo de mofa. Pero en realidad son estos valores los que permiten que una sociedad esté formada por ciudadanos críticos y no por vasallos consumistas, y que tenga mayor implicación social y más capacidad de respuesta ante los vaivenes de la vida.


Unas de las causas más decisivas en la aparición y el auge de la crisis son la debilitación vital y la indiferencia. Esto es, plantearse continuamente cómo hacer algo sin decidirse a hacerlo o sin tan siquiera proponérselo. Pero si la persona se compromete consigo misma, y encuentra sus propios motivos para hacerlo, sin aceptar ideas impuestas desde el exterior, aprende a mirar la realidad de forma constructiva y a ser optimista.

Si no somos capaces de ver la realidad, cualquier atisbo de cambio siempre acabará haciendo mella en nuestro ánimo y desembocando en una crisis. Ante ciertas situaciones de gran eco mediático surgen estados anímicos sociales de gran trascendencia. Pero ¿es la crisis la que causa estos estados anímicos o son estos quienes crean la crisis? Los medios de comunicación, algunos conscientemente y otros de forma inconsciente, se han plegado a contar lo que ciertos intereses y grupos sociales quieren oír. Debemos aprender a diferenciar lo que se dice de la verdad, la ficción de la realidad y la satisfacción de la insatisfacción.

Facebook

Contador Visitas Online

Entradas populares