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libro habitos de ricos ▷ Juan Diego Gómez (PDF)

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Hábitos de Ricos - Juan Diego Gómez educación financiera libros xyz
Las palabras no se las lleva el viento; las palabras definen tu realidad. ¡Atento a las que dices, y a las que te dicen! 

La Programación Neurolingüística (PNL) es una herramienta que recomiendo absolutamente para comprender el gran poder que tienen las palabras para atraer riqueza y abundancia.


A todas las personas que han asistido a mis conferencias y seminarios, a los clientes con quienes trabajo en Invertir Mejor y a mis lectores, les recomiendo que al menos una vez en su vida vivan la experiencia de participar en un taller o seminario de PNL. 

En la actualidad existe una amplia oferta en todos los países de nuestra región donde pueden hacerlo. El gran aporte de esta vivencia es desarrollar un uso asertivo y constante de las palabras que día a día, todo el tiempo, empleamos para enunciar nuestros deseos y decretar el cumplimiento de nuestras aspiraciones. 

Nadie puede hacer esto por nosotros, es indelegable e impostergable decretar cuál es nuestro “para qué”, afirmar nuestro propósito de vida, derrotar el conformismo y generar una realidad próspera para sí mismo y el entorno. Verá que es posible incluso caminar sobre el fuego sin quemarse, si así se lo propone y se lo repite a sí mismo, tal y como ya lo he realizado en múltiples ocasiones. 

En este punto podemos preguntarnos: si todos los seres humanos tienen voluntad, posibilidad de cambiar y formas de usar de manera más asertiva y contundente las palabras, ¿por qué no todos son ricos, si la gran mayoría desea serlo? Ocurren varias cosas que lo explican. De una parte, hay personas que teniendo tiempo y salud para crear riqueza, no lo hacen, en virtud de que se acostumbran a que les den todo servido y sin que deban esforzarse. Pasan su vida quejándose, llorando, lamentándose, reclamando subsidios y prebendas y jamás desarrollan todo aquello que tienen dentro de sí, el potencial infinito que poseen, básicamente porque no se han enfrentado a verdaderas urgencias.

Solo la presión alta transforma el carbón en diamante; es triste percibir que por miedo a la presión, por miedo a vivir esas urgencias, la mayoría muera solo como carbón. 

La urgencia es clave. Si no las tiene o no las ha tenido, genéreselas. Es el camino para encontrar cuáles son genuinamente sus motivaciones y descubrir a qué vino a este mundo. El 10 por ciento de las personas se ganan el 90 por ciento del ingreso mundial; ahora bien, si en realidad desea estar dentro de esa minoría a la cual es genuino aspirar, sométase a urgencias, es decir a extremos que lo inclinen a desarrollar sus talentos, trabajar en sus defectos, buscar ingresos nuevos o adicionales a los que ya tenga; genere las circunstancias que le aprieten en su vida y lo alejen o saquen de la zona de confort, en la que no va a crecer como persona. 

Mi invitación es a que todos los días ponga un listón más alto, todos los días ponga metas más ambiciosas. Váyase de su casa si eso le permitirá exigirse más, sobregírese con el banco, viaje sin un dólar en el bolsillo, renuncie a su empleo si no lo disfruta, pero por favor: ¡haga algo que lo ponga contra las cuerdas, permita que brote su genio y vea de qué está hecho, si quiere volar y no solo caminar! Abocado a las urgencias, motivado por su “para qué” o motivación profunda, generará los hábitos financieros que marcarán el futuro de su patrimonio. 

De ahí que el “para qué” no pueda ser débil. Necesita transmitir pasión cuando hable de este a las personas y cuando se lo repita a sí mismo. Sin determinación o razón de ser en este mundo, no será rico nunca. Sin motivación ni urgencias que lo obliguen a buscar y generar ingresos, tampoco será rico. 

Y sin hábitos ni educación financiera, menos cumplirá su objetivo, no desarrollará criterio y seguirá invirtiendo en lo mismo de siempre. Una de las razones por las cuales hay personas que son pobres y con seguridad seguirán siéndolo es que suman y suman horas mal utilizadas. Eso es la pobreza: una suma de horas mal utilizadas. 

Cuando tenemos hábitos malos que no contribuyen al propósito que buscamos, sin duda, estamos haciendo un mal uso del tiempo. Incluso considero dormir más de seis horas como una actividad necesaria pero lamentable para atraer riqueza. Si Dios quisiera que durmiera mucho, ya le habría enviado la muerte. Si ha detectado que necesita dinero, tiene que buscar cómo conseguirlo. Ahora pregúntese qué hábitos de su vida son consecuentes para nutrir ese incremento en el capital financiero o cuáles debería abandonar. 

Si el Universo le tomara una fotografía en este momento a su vida, ¿cómo saldría esa foto? Piense qué cosas, personas, actitudes afean esa foto y cuáles considera que deberían aparecer la próxima vez que se capture ese momento.

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