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Herper bioquímica ilustrada

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Bioquímica y medicina Robert K. Murray, MD, PhD 

INTRODUCCIÓN 

La bioquímica puede definirse como la ciencia de la base química de la vida (del griego bios, “vida”). La célula es la unidad estructural de los sistemas vivos. De este modo, también es factible describir a la bioquímica como la ciencia de los constituyentes químicos de las células vivas, y de las reacciones y los procesos que experimentan. Mediante esta definición, la bioquímica abarca grandes áreas de la biología celular, la biología molecular y la genética molecular. 

El objetivo de la bioquímica es describir y explicar, en términos moleculares, todos los procesos químicos de las células vivas 

El principal objetivo de la bioquímica es el entendimiento completo, en el nivel molecular, de todos los procesos químicos relacionados con las células vivas. Para lograr este objetivo, los bioquímicos han buscado aislar las numerosas moléculas que se encuentran en las células, determinar su estructura y analizar cómo funcionan. Se han usado muchas técnicas para estos propósitos; algunas de ellas se resumen en el cuadro 1-1. 

El conocimiento de la bioquímica es esencial para todas las ciencias de la vida 

La bioquímica de los ácidos nucleicos ocupa un lugar fundamental justo en el corazón de la genética; a su vez, el uso de métodos gené- ticos ha sido crucial para dilucidar muchas áreas de la bioquímica. La fisiología, el estudio de la función del cuerpo, se superpone con la bioquímica casi por completo. En la inmunología se emplean muchas técnicas bioquímicas y numerosos métodos inmunológicos han encontrado amplio uso por bioquímicos. La farmacología y la farmacia se fundamentan en un sólido conocimiento de la bio- química y la fisiología, en particular, casi todos los fármacos son metabolizados mediante reacciones catalizadas por enzimas. Los venenos actúan sobre reacciones o procesos bioquímicos; éste es el tema de estudio de la toxicología. Los métodos bioquímicos cada vez reciben un uso más amplio en la investigación relacionada con los aspectos básicos de la patología (el estudio de la enfermedad), como la inflamación, la lesión celular y el cáncer. Muchos investiga- dores en microbiología, zoología y botánica emplean métodos bioquímicos de manera casi exclusiva. Estas relaciones no sorprenden, porque la vida, como se le conoce, depende de reacciones y pro- cesos bioquímicos. De hecho, las antiguas barreras entre las cien cias de la vida están derrumbándose y la bioquímica está llegando a ser, cada vez de manera más frecuente, su lenguaje común. 

Una relación recíproca entre la bioquímica y la medicina ha estimulado avances mutuos.

Las dos preocupaciones más importantes para los investigadores en las ciencias de la salud —y en particular para los médicos— son tanto el entendimiento y el mantenimiento de la salud, como la comprensión y el tratamiento efectivo de las enfermedades. La bioquímica tiene enormes repercusiones sobre estas dos preocupaciones fundamentales de la medicina. De hecho, la interrelación de la bioquímica y la medicina es una amplia avenida que circula en dos sentidos. Los estudios bioquímicos han esclarecido muchos aspectos de la salud y la enfermedad, a la inversa, el estudio de diversos aspectos de la salud y la enfermedad ha abierto nuevas áreas en la bioquímica. En la figura 1-1 se muestran algunos ejemplos de esta avenida de dos direcciones. Por ejemplo, el conocimiento de la estructura y la función de las proteínas fue necesario para dilucidar la diferencia bioquímica única entre la hemoglobina normal y la de células falciformes. Por otra parte, el análisis de la hemoglobina de células falciformes ha contribuido de manera significativa al entendimiento de la estructura y la función tanto de la hemoglobina como de otras proteínas normales. Cabría citar ejemplos análogos de beneficio recíproco entre la bioquímica y la medicina para los otros incisos pareados que muestra la figura 1-1. 

Otro ejemplo es la investigación pionera de Archibald Garrod, médico que ejerció en Inglaterra a principios del siglo xx, quien estudió a pacientes con diversos trastornos hasta cierto punto raros (alcaptonuria, albinismo, cistinuria y pentosuria; los cuales se describen en capítulos posteriores), y estableció que estas enfermedades estaban determinadas por mecanismos genéticos. Garrod designó a estas enfermedades como errores innatos del metabolismo (metabolopatías); sus ideas proporcionaron un importante fundamento para el desarrollo de la genética bioquímica humana. Los esfuerzos más recientes por entender la base de la enfermedad genética conocida como hipercolesterolemia familiar, que origina aterosclerosis grave a una edad temprana, han llevado a alcanzar un progreso notorio del entendimiento de los receptores celulares y de los mecanismos de captación del colesterol por las células. Los estudios de oncogenes en células cancerosas han dirigido la atención hacia los mecanismos moleculares involucrados en el control del crecimiento celular normal. 

Tales ejemplos y muchos otros recalcan la manera en que el estudio de la enfermedad llega a abrir áreas de la función celular para investigación bioquímica básica. La relación entre medicina y bioquímica tiene inferencias importantes para la primera. Mientras el tratamiento médico esté fundamentado con firmeza en el conocimiento de la bioquímica y otras ciencias básicas, la práctica de la medicina tendrá una base racio- nal capaz de adaptarse para dar cabida al nuevo conocimiento. Esto contrasta con prácticas de salud no ortodoxas y con al menos algunas opciones de “medicina alternativa” que a menudo están fundamentadas en poco más que mitos e ilusiones y, por lo general, carecen de base intelectual alguna.

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