Hábitos de padres brillante
Esperábamos que en el siglo XXI los jóvenes fuesen solidarios, emprendedores y amasen el arte de pensar. Pero muchos viven alienados, no piensan en el futuro, no les importan las consecuencias de sus comportamientos, no tienen metas o proyectos de vida. Imaginábamos que padres e hijos, en este tan esperado siglo, viviesen una historia de diálogo y afecto.
Pero viven aislados en una misma casa. Padres e hijos comparten el mismo aire y los mismos alimentos, pero no tienen la misma historia. Saben conversar sobre el mundo que los rodea, pero raramente saben dialogar sobre el mundo propio. Sus mundos no se cruzan. Esperábamos que por el hecho de tener acceso a la industria de entrenamiento, tales como internet, juegos electrónicos, aparatos de sonido, TV, nuestros niños serían más alegres que los de las otras generaciones, pero nos damos cuenta de que nunca fueron tan ansiosos y tristes.
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¿Qué está sucediendo? Los niños y los jóvenes aprenden a enfrentarse con cosas concretas y lógicas, pero no saben lidiar con fracasos y errores. Aprenden a resolver problemas matemáticos, pero no saben resolver sus conflictos existenciales. Saben hacer cálculos y resolverlos, pero la vida está llena de contradicciones. Los problemas emocionales no pueden ser calculados, no tienen resultado exacto. Nuestros jóvenes no están preparados para la vida.
padres brillante
Ellos no saben lidiar con frustraciones, no consiguen enfocar sus fracasos como una excelente oportunidad de crecimiento. Apenas están entrenados para el hecho. Pero, ¿quién está exento de problemas o pérdidas? El sufrimiento o nos fortalece o nos destruye. Debemos usar el sufrimiento para afianzar la sabiduría. Pero ¿a quién le importa la sabiduría en la era de la informática? No escribí para héroes, sino para educadores que saben que educar es ejercer la más compleja tarea intelectual.
Una tarea en la que errar es la actitud más común y la que ocasiona mayores consecuencias. Educar es ser un poeta de la vida, un sabio escultor de personalidades, un aprendiz en las sinuosas avenidas de la existencia. En este libro estudiaremos los siete hábitos fundamentales de los padres brillantes. Hábitos que pueden transformar para siempre la relación entre padres e hijos, convertirla en emocionalmente rica, saludable e inteligente.
Augusto Cury
Parte 3
Obstruyendo la inteligencia de los niños y de los jóvenes
Nuestra generación produjo informaciones como ninguna otra jamás produjo, pero no sabemos qué hacer con ellas. Raramente usamos esas informaciones para desarrollar nuestras cualidades de vida. ¿Hace usted cosas, fuera de su agenda, que le han dado placer? ¿Procura usted ordenar sus pensamientos para tener una mente más tranquila? ¿Cómo queremos que nuestros hijos sean felices si no interiorizamos en nuestra propia calidad de vida? ¿Cómo enseñarles a sobresalir en una sociedad estresante, si somos opacos interiormente, si no conseguimos penetrar en el campo de sus emociones y estimularlos a encontrar un oasis en las dificultades de la vida, en las turbulentas relaciones sociales? Nos volvemos máquinas para trabajar y estamos transformando a nuestros niños en máquina para aprender.
¿Cómo evitar que fallen emocionalmente, si no están desarrollando las funciones más importante de la inteligencia? ¿Cuáles? El arte de la solidaridad, la capacidad de exponer sus ideas sin miedo a las críticas, de usar la empatía, de superar las propias frustraciones de trabajar en equipo. Los jóvenes conocen cada vez más el mundo en que están, pero casi nada sobre el mundo que son. A lo sumo conocen la antesala de su propia personalidad. ¿Qué mayor soledad que ésa? ¡Ser un extraño de sí mismo! ¿Cuál es el resultado? Nunca el conocimiento médico y psiquiátrico fue tan grande, y tampoco nunca las personas tuvieron tantos trastornos emocionales y tantas dolencias psicosomáticas. La depresión raramente atacaba a los niños.
Hoy hay muchos niños deprimidos y sin ilusión por la vida. Preadolescentes y adolescentes están desarrollando obsesiones, síndromes de pánico, fobias, timidez, agresividades y otros trastornos ansiosos. Miles de jóvenes se están drogando. No comprenden que las drogas pueden arruinar etapas de su vida, llevarlos a una vejez prematura en el campo de las emociones. Los placeres momentáneos de las drogas destruyen la gallina de los huevos de oro del placer.
¿Y el estrés? No es extraño ver adultos estresados, pero hay también jóvenes y niños con estrés. Estos últimos tienen frecuentemente dolor de cabeza, gastritis, dolores musculares, sudoración excesiva, desánimo, fatiga excesiva por causa emocional. Nunca hubo una generación de jóvenes estresados como actualmente. ¿Quién tiene la culpa de la carencia de educación? Nos gusta encontrar culpables. La culpa consciente no está en las escuelas, ni en los profesores, ni en los padres, ni en los jóvenes ni en las teorías educativas.
El principal culpable es el sistema social que hemos establecido. Somos creadores y víctimas del sistema social que valoriza el tener y no el ser, la estética y no el contenido, el consumo y no el arte de pensar, el placer inmediato y no la creatividad.