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De lo físico a lo sutil Nuestra constitución física y energética D ra . Inmaculada Nogués

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Introducción 

Mientras estaba sumergida en mis pensamientos, un día me di cuenta de una idea que primero me hizo sonreír, pero más tarde reflexionar, y pensé: ... a la VIDA llegamos sin libro de instrucciones... ¡Vaya -m e dije a mí misma-, no me extraña que nos desenvolvemos en ella como podamos, y que no siempre nos sea fácil hacerlo bien. r Porque, ¿cómo podemos llevara buen puerto un barco, si no sabemos cómo está constituido y desconocemos las reglas para navegar? Realmente, si acertamos será p o r pura casualidad o porque tenemos desplegada la antena de la intuición con la que percibimos qué debemos hacer, pero eso no es suficiente, ¡hemos de hacerle caso! Gracias a mi trabajo como médico de familia he podido conocer y observar a muchos seres humanos desde una posición privilegiada, aproximándose a su esencia más profunda, y así comprenderlos en su globalidad. 

Y en ese día a día, me cuestionaba cuál debía ser nuestra Constitución, pero no sólo desde el punto de vista de nuestro cuerpo físico, que tan detalladamente había estudiado en mis días de universidad cuando me explicaban su anatomía y fisiología, si no desde ese al- go más que intuía. Y me preguntaba cuáles debían ser nuestras Reglas, porque en ellas podía haber claves importantes para nuestro autoconocimiento, si no queríamos que las ma- reas y los vientos de la Vida llevaran nuestro barco sin rumbo. Estaba convencida de que si nos conocíamos más profundamente podíamos evitarnos mucho sufrimiento y dolor, desarrollar recursos para mitigarlos y hacer mucho más para mantenernos sanos y felices. Tanto dolor y sufrimiento eran indicativos de algo que no hacíamos bien, algo que debíamos conocer, aprender... o tal vez recordar. Pero ¿qué era eso?, ¿qué era eso que probablemente habíamos olvidado? No lo sabía, no tenía respuestas, tan sólo la semilla de la búsqueda.

Busqué, leí, pregunté, investigué, y en todo ese proceso observé lo poco que sabíamos de nosotros mismos. Así, poco a poco fui adentrándome en el estudio de nuestro Ser, de nuestra constitución. Ese estudio abarcó muchos más pla- nos de los que en un principio podía imaginar. Y comencé un viaje desde lo más evidente y conocido hasta lo más sutil y desconocido. Un proceso de síntesis, de integración; fusión de dos polos: ciencia e intuición, materia y espíritu, todo ello expresión dual de una misma realidad. Un recorrido desde los modelos más avanzados de la física hasta la sabiduría más antigua de Oriente. Gran parte del enfoque actual que tenemos de nosotros mismos se fundamenta en el modelo newtoniano de entender la realidad; un modelo mecanicista que interpreta al ser huma- no como una compleja “máquina biológica”, en la que se considera, por ejemplo: el corazón como una bomba, el riñón como un filtro, el cerebro como una computadora, etc. 

Así interpretaba Newton el Universo: como una gran “máquina” . Esta visión mecanicista nos ha permitido introducirnos muy profundamente en el estudio de nuestra constitución superfi- cial, y al decir superficial no le damos la connotación de menos importancia, sino que nos referimos al aspecto más material o físico de nosotros mismos. Y en este terreno hemos realizado, y continuamos realizando, avances maravillosos, llegando a límites insospechados. De ello se encargan la ana- tomía y la fisiología, tanto en medicina como en biología. Aunque eso es sólo una “parte” de nuestra realidad. Todos sentimos que el Ser Humano es algo más que una compleja máquina, suma de órganos físicos, intercambios y reacciones químicas o enzimáticas, etc. 

Existe algo más que da Vida y anima nuestro ser. Esa energía, fuerza vital, o como Ja llamaba Hipócrates Vis Natura Medicatrix (término que él empleaba refiriéndose a ia Fuerza interna de que disponemos para nuestro correcto funcionamiento y que da Vida a la vida). A esa concepción mecanicista newtoniana, todavía no hemos integrado lo que nos ha llegado de otro destacado físico, Albert Einstein, que estableció una relación entre materia y energía plasmando en su conocida ecuación:

De donde podemos deducir que Materia y Energía son expresión dual de una misma Sustancia Universal y que los seres humanos, así como somos materia, también somos energía. La materia no es otra cosa que energía condensada, y cuando entramos en el mundo subatómico, la materia visible no es más que la milmillonésima parte del universo. Hasta ahora se ha profundizado en el estudio de nuestro aspecto materia, pero quizás haya llegado el momento de dar un paso adelante y entender que el hombre es algo más que materia, y que nuestra constitución va más allá de la simple forma física visible a nuestros ojos. Por consiguiente, analizando el ser humano tanto desde el punto de vista de materia como de energía, abrimos una nueva perspectiva en lo referente a nuestra constitución y al origen de nuestros malestares, su abordaje, y métodos para restablecer su equilibrio. Las medicinas energéticas o vibracionales fundamentan sus bases en esta concepción del hombre. 

Utilizando formas especializadas de energía, y actuando por resonancia sobre el sistema energético sutil del hombre, tienen la posibilidad de devolverlo a su equilibrio natural. Algunas medicinas energéticas o vibracionales son la homeopatía, las esencias florales, la cromoterapia, la musicoterapia, etc. El paso de Newton a Einstein constituye, a muy grandes rasgos, el “cambio de paradigma” tan presente en estos momentos. Cambio de paradigma (del griego paradigma, patrón), en el sentido de un nuevo marco de pensamiento, un nuevo esquema de referencia para entender y explicar ciertos aspectos de la realidad, y un modo más amplio e incluyente de abordar y enfocar antiguos problemas. Es importante tener presente que este cambio no implica una negación de lo anterior, sino la incorporación de un nuevo enfoque que amplía nuestras posibilidades. 

En un futuro próximo, el conocimiento y estudio de nuestro sistema energético puede ser de gran relevancia, tanto como hasta ahora lo ha sido el del cuerpo físico. Son muchos los autores y autoras que han profundizado en el análisis de este hecho, y quizás una de las más impor- tantes sea Marilyn Ferguson, autora del libro La conspiración de Acuario, en el cual desarrolla y profundiza en el análisis de la transformación que se está produciendo en diferentes ámbitos de nuestra sociedad -que abarcan tanto el nivel político, económico, médico, educacional, las relaciones humanas, la familia...-, como consecuencia de la evolución en la concien- cia de la humanidad. 

Este nuevo punto de mira también nos permite aceptar e Incorporar conceptos que ya estaban presentes en las filosofías y medicinas orientales. Tratados antiguos sobre acupuntura, como el A/e/' King y el So Ouenn (que datan de 2.800 años a. C.), o el I Ching, ya contemplaban algo más que la simple materia, y tenían en cuenta las leyes que rigen la recíproca transformación entre materia y energía.

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