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✅ Patricia Ramírez Entrénate para la vida

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¿Sabías que te puedes entrenar para ser feliz

La psicóloga Patricia Ramírez nos enseña cómo manejar situaciones adversas y conseguir el equilibrio emocional. Aunque creas que tu vida no puede cambiar, con este libro descubrirás que podemos elegir hacia dónde vamos. Aprenderás que con este entrenamiento se pueden superar miedos, conseguir importantes triunfos, asimilar los fracasos y disfrutar de las pequeñas cosas que hacen que la vida sea realmente agradable.

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SUEÑOS Y DESEOS HECHOS REALIDAD 

«Sueños y deseos hechos realidad» es el primer capítulo y no por casualidad, ni porque sea el tema estrella, sino porque es uno de los motivos por los que habrás comprado el libro. Tenemos el sueño de ser mejores, de superarnos, de aprender para sentirnos mejor… 

Y para que estas aspiraciones se cumplan hay que establecer unos objetivos que nos permitan alcanzarlos. Entre tú y yo lo vamos a conseguir, no consentiré que te quedes en el camino. Así que ahora cojámonos de la mano, sentémonos, mirémonos a los ojos y empecemos a generar fuerza, sinergia y energía para trabajar juntos. Cuando los deportistas de alto rendimiento llegan a mi consulta, una de las primeras preguntas que les realizo es: «¿Dónde queremos llegar?». 

Y la formulo en plural puesto que somos parte del mismo equipo, como tú ya formas parte del mío. Los fracasos y éxitos serán compartidos: los viviré con la misma intensidad que los viven ellos. Porque no hay nada mejor que implicarte de lleno en tu trabajo y disfrutarlo de forma plena. Si te involucras del todo con el proyecto de tus deportistas, entonces estarás «condenado» a disfrutar y sufrir con la misma intensidad que ellos, porque ya forman parte de tu vida. Así que cuando me escribas un correo, tú, querido lector, y me digas que has conseguido manejar tus emociones, que ahora te responsabilizas de lo que haces, que has aprendido a interpretar de forma diferente y piensas en positivo, me sentiré tremendamente satisfecha y feliz por ti. 

Y esto lo digo de corazón. Elegí estudiar Psicología porque me gustan las personas y, sobre todo, porque me satisface ayudarlas. Si tú avanzas me sentiré feliz y me diré: «Misión cumplida, Patri». Y ahora te formulo la misma pregunta que a ellos: «¿Dónde queremos llegar?». Igual te parece muy general, pero es interesante saber cuál es esa respuesta espontánea. Aquí tienes algunos ejemplos de los que otros —incluidos deportistas—, responden a esa cuestión: «A ser olímpico», «Yo quiero ser más creativo. Estudié Derecho porque mis padres me dijeron que esta carrera tenía muchas salidas. Renuncié a mi sueño de hacer Bellas Artes y ahora no soy feliz. Me gusta crear, quiero crear», «Ser un buen padre. Soy separado y estoy poco con mis hijos y cuando los veo, creo que los consiento mucho en sus caprichos. Me gustaría poder ser bueno con ellos, pero no maleducados», «Yo quiero ser feliz. Tengo todo lo que deseo, una familia, mis hijos están sanos, mi marido me quiere, no tengo problemas económicos, y a pesar de todo, no soy feliz», 

«Quiero poder vivir en paz. Tengo mil pensamientos que me rondan, se repiten, me atormentan». Seguramente te plantees que con una sola respuesta a la pregunta no es suficiente. Deseamos alcanzar muchas cosas. Querer cambiar ya es una buena señal; significa que pretendemos superarnos. Tener metas y objetivos es un indicador de que estamos vivos y de que sentimos, de que tenemos motivación y algo por lo que luchar. Vamos a realizar el siguiente ejercicio para facilitarte la respuesta a la pregunta «¿Dónde queremos llegar?». En un principio hay que establecer áreas o ámbitos que nos faciliten encontrar lo que deseamos. Escribe las respuestas en la ficha de trabajo que hay al final del capítulo, en la página 24. Ámbito personal En este ámbito se recogen los deseos y objetivos que tienen que ver contigo mismo. 

Todo aquello que quieres alcanzar relacionado con tu salud, tus aficiones, lo que te queda por aprender, cómo te apetece llevar el pelo y si quieres perder o coger peso. Puedes incluir también la lectura de libros pendientes, el desarrollar más la independencia emocional, etc. Por ejemplo: — «Me gustaría adelgazar cinco kilos en los próximos cinco meses». — «Deseo empezar a hacer un poco de deporte». — «Quiero mejorar mi inglés». — «Deseo apagar la televisión por las noches y dedicar un poco más de tiempo a leer». — «Tengo pendiente hacer un viaje de placer y poder descansar». — «Me gustaría ser capaz de ir sola al cine sin que me dé vergüenza». Ámbito familiar Engloba los deseos que tengas relacionados con tu familia más íntima —en la que se incluye a tus hijos, a tu pareja— y la familia más completa, que cuenta con los padres, hermanos, primos, etc. 

Quizá te gustaría establecer otro tipo de relación, más íntima, pasar más tiempo, e incluso puede que te agobie la relación que mantienes ahora y anhelarías distanciarte un poco. Dentro de estos deseos puedes incluir el de ser madre o padre, o el tipo de familia con el que sueñas tener. Por ejemplo: — «La relación con mi hermano se ha vuelto muy tensa últimamente, no comprende las decisiones que estoy tomando en mi vida y me siento muy criticado por él. Tengo que hablarle y decirle que no estoy dispuesto a que juzgue mi vida como lo está haciendo ahora». — «Quiero tener más tiempo para visitar a mis padres. 

Le estoy dedicando demasiado tiempo al trabajo y me estoy perdiendo muchas cosas que echaré de menos cuando me falten». Ámbito sentimental Aquí puedes describir deseos como el de tener pareja —si no la tienes—, el de casarte, e incluso el de abandonar a la persona con la que estás si crees que no es con quien deseas compartir el resto de tu vida y estás junto a ella solo por rutina. Por ejemplo: — «Deseo tener una relación estable con alguien que valga la pena». — «Llevo mucho tiempo con alguien que no me aporta nada, sigo con él porque no sé estar sola. Me critica mucho, la mayor parte del tiempo la pasamos discutiendo, pero me veo incapaz de tomar la decisión y enfrentarme a la ruptura. La verdad es que desearía no depender de él y poder romper». Ámbito laboral 

Este apartado está clarísimo. Se trata de detallar todo lo relacionado con lo que deseas en el trabajo. Por ejemplo: — «Quiero cambiar de trabajo, no soporto el trato de mi jefe, es autoritario y déspota con nosotros. No respeta el horario de salida y continuamente nos controla todo». — «Me gustaría aprender algo más de contabilidad, creo que me permitirá ascender en mi trabajo». Ámbito social Este apartado incluye tu relación con los demás: si desearías hacer más amigos o estrechar lazos con personas que ahora están más alejadas de ti. Puedes describir también cambios en la forma que tienes de comportarte con tus conocidos y amigos. Por ejemplo: — «Deseo aprender a decir que “no”. Mis amigos saben que soy buena persona y que no tengo maldad. Continuamente me piden favores a los que accedo, pero empiezo a estar saturado y necesito darles un “no” de vez en cuando». — «Me gustaría ser más protagonista en mi grupo de amigos. Nunca propongo dónde ir a cenar o qué actividad hacer. Aunque en ocasiones no estoy de acuerdo con sus opiniones, no me atrevo a decir lo que pienso por temor a que mis ideas les parezcan poco interesantes».

Después de ver todos estas áreas te preguntarás por qué deberíamos marcarlos y registrar los objetivos. Las respuestas son muy simples: nos ayudan a conocer el punto de partida y a saber dónde deseamos llegar, y favorecen la motivación y el desarrollo de la auto-confianza. Una vez hecha esta reflexión, el siguiente paso consiste en desmenuzar los objetivos. A veces nos da pereza enfrentarnos a ellos, parecen demasiado ambiciosos, pensamos que el resultado final está muy lejano o los postergamos porque nos falta información para llevarlos a la práctica. Estas son las reglas principales para tratar tus objetivos: — Tienen que estar basados en la autoeficacia o en el rendimiento. Debemos asegurarnos de que el deseo depende de nosotros, lo que te permitirá tener control sobre la situación. — Deben ser individuales. Intenta que tu deseo no dependa de terceros o de circunstancias ajenas a ti. Por ejemplo, si en el ámbito personal escribes: 

«Deseo empezar a correr tres veces en semana con alguna amiga», terminarás por abandonar en el momento en el que tu amiga no pueda acompañarte. El deseo debemos describirlo en términos propios: «Empezar a correr tres o cuatro veces en semana»; si tu amiga se apunta, genial, y si no, también. — Hay que ponerles fecha. Las personas estamos organizadas en función de los horarios y los calendarios. Dan orden a nuestra vida. Sabemos a qué hora nos acostamos, conocemos los horarios del trabajo y cuándo son las comidas. Los niños también funcionan mejor cuando conocen sus límites y sus rutinas. ¿Por qué no calendariza-mos los objetivos? Nos permitirá organizar el resto de tareas y no tendremos excusas como «Hoy se me ha echado el día encima» o «He tenido otros imprevistos». — Hay que escribirlos y ponerlos a la vista. Aumenta la perseverancia y el recuerdo. Están ahí, así que no podemos olvidarnos de ellos. 

Que estén por escrito también está relacionado con un mayor compromiso, contigo mismo y con los demás. —Hay que comprobar de manera periódica si los estamos consiguiendo. Es importante reforzarnos y premiarnos por el esfuerzo que hacemos. Además, da mucha alegría cada vez que tachamos algo en una lista, ese gesto de poner una marca o eliminar un objetivo significa que lo has hecho y que tienes una cosa menos de la que estar pendiente. — Hay que establecerlos en función de tu calendario como trabajador, pareja, padre y persona. No quieras ser un todoterreno; tiene que haber sitio para todo. Cuando metemos las cosas con calzador es muy fácil empezar a postergar y terminar por abandonar. Veamos un caso para que te sirva de ejemplo en la ficha de trabajo del final del capítulo.

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