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(PDF) El libro negro del emprendedor - DESCARGAR

¿Emprendedor o probador
de fortuna?

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LOS LAMENTABLES MOTIVOS DEL EMPRENDEDO

Los motivos para emprender que son huidas hacia delante 

Lo siento, la idea no es un motivo

Me gustaría comenzar por el motivo por el cual se está usted planteando emprender un negocio. Responder a esta pregunta no es sencillo porque requiere un ejercicio de honestidad importante por su parte. La mayoría de emprendedores, cuando se les plantea esta cuestión, acuden a una respuesta-salvavidas: la idea de negocio. Quiero emprender porque he tenido esta idea. O bien, este producto o esta idea de negocio es lo que me lleva a emprender. Esa respuesta no es válida.
La idea es el objeto del negocio, pero nunca un motivo válido. Imaginemos a una persona que está pensando en hacerse escritor. Le preguntamos cuál es su motivo. Y el futuro escritor nos responde: «Es que se me ha ocurrido un argumento genial». ¿Qué pensaría usted? ¡Que no está ante un verdadero escritor! Y también pensaría: «¿Qué será de este escritor cuando haya acabado con este argumento?» Pensar que la idea o la oportunidad detectada es el motivo que le induce a emprender es un autoengaño flagrante y demasiado habitual. La idea es el vehículo de la actividad emprendedora, pero nunca una motivación sólida y duradera.

Motivos lamentables

Pero la idea de negocio no es el único motivo en el que muchos emprendedores que luego fracasan se han apoyado para justificar su aventura empresarial.

He aquí una lista de otros motivos, los más habituales:

1. Estar en paro y tener que salir adelante.

2. Odiar al jefe. 3. Odiar la empresa.

4. No depender de ningún jefe (no soporta recibir órdenes).

5. Compatibilizar la vida personal y profesional. 

6. Tener libertad de horario.

7. Gozar de potestad para decidir cuáles son los días de vacaciones.

8. Ganar más dinero que trabajando por cuenta ajena.

9. Querer recuperar el patrimonio que perdió la familia.

10. Demostrar algo a los demás.

11. Demostrarse algo a uno mismo.

12. Demostrar algo a los padres.

13. Hacerse rico, dar un pelotazo.

14. Contribuir al desarrollo de la región.

15. Dedicarse a un tema que gusta y al cual no es posible dedicarse si no es emprendiendo.

Bueno, no están todos los que son. Pero la lista es bastante exhaustiva.
Quizá usted se ha reconocido total o parcialmente en alguno de esos motivos. Todos éstos constituyen los que denomino «lamentables motivos del emprendedor».

Los motivos del uno al siete de la lista anterior son en realidad huidas hacia delante de una situación personal o profesional que amarga y deprime a mucha gente, es el caso de personas que anhelan un cambio de vida que no saben cómo acometer. Por eso los llamo «lamentables». Porque es una pena que alguien se encuentre en tales circunstancias.

Lo lamento de veras si es su caso. Pero también los motivos que van del ocho al 15 son también lamentables. Quizá menos que los siete primeros, pero igualmente cuestionables para caracterizar al auténtico emprendedor. ¿Por qué lamentables? Porque, y esto que voy a decir es clave, el motivo que lleva a emprender guarda una relación directa con las probabilidades de éxito. En otras palabras, un motivo lamentable como los de la lista anterior suele ser un factor clave de fracaso.

Como me dijo Juan Mateo, «no tiene sentido emprender debido al síndrome del domingo por la tarde». Juan José Nieto lo expresó con mayor claridad: «Cuando son las circunstancias las que le obligan, estamos ante un emprendedor carambola. Ahí se dan tremendas historias de fracasos e ilusiones rotas. Pero, en fin, de todo se aprende... » José Aguirre, uno de los entrevistados, hoy un emprendedor de éxito, me explicó cómo él mismo, ¡una misma persona!, obtuvo distintos resultados en función del motivo que le llevó a emprender: «Es cierto que las huidas hacia delante son, en muchos casos, augurios de un fracaso.

Yo he emprendido por diversos motivos. En el caso de la editorial que se me hundió, estaba en realidad, buscando una salida. En cambio, en Bestiario, mi actual empresa, no huía de nada, sino que tenía una ilusión y una visión que estaba por encima de cuál era mi situación laboral o personal». Emprendedor carambola es una muy acertada denominación.

¿Es usted un emprendedor carambola? 

Expresado de modo distinto: ¿es usted un emprendedor de verdad o un probador de fortuna? No me cuente otra vez lo de su idea, no se aferre al salvavidas. Olvídese por un momento de la idea y piense, a título personal, en la dimensión vital. ¿Qué le mueve realmente a emprender? Un escritor no se convierte en tal porque tiene un argumento, sino porque desea ser escritor. Pues lo mismo para el emprendedor.

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